'Los misterios de la taberna Kamogawa' de Hisashi Kashiwai
En una tranquila calle secundaria de Kioto existe un restaurante muy especial. Dirigido por Koishi Kamogawa y su padre Nagare, la taberna Kamogawa sirve comidas deliciosamente extravagantes, pero esa no es la razón principal por la que los clientes pasan por allí. . .
Su atracción principal radica en su actividad secundaria, que es bastante inusual: una agencia de detectives de alimentos, anunciada tan discretamente que encontrarla es una hazaña en sí misma. Sus clientes son personas que de alguna manera están separadas de sus raíces o que añoran algún aspecto de su pasado relacionado con la comida, como el caso de la mujer que busca un plato de pasta que compartió con su abuelo durante la infancia.
Cada persona que acude a esta peculiar agencia tiene un recuerdo íntimo y personal de una comida importante o de una receta que no ha podido volver a saborear.
El exdetective de policía Nagare Kamogawa y su hija Koishi investigan los recuerdos de sus clientes para recrear esas experiencias perdidas. Buscan recetas regionales, ingredientes locales y mezclas de sabores y colores basándose en la larga historia de la cocina japonesa, transmitidos de generación en generación, con variaciones relacionadas con la ubicación o la estacionalidad. De esta manera son capaces de recrear platos que permanecen entre los recuerdos más preciados de una persona, platos que bien pueden contener las llaves de su pasado olvidado o de su felicidad futura.
La novela está divida en varias historias independientes, a través de las cuales podemos ir conociendo más en profundidad tanto la vida de los propietarios y su gracioso gato Hirune como la de sus clientes.
Esta novela de Hisashi Kashiwai es una lectura ligera y reconfortante, un libro para regodearse en los pequeños placeres de la vida, para recordar la capacidad de la comida como medio para crear recuerdos y despertar la memoria.
Una lectura deliciosa, con el toque justo de nostalgia y ternura. Un libro que te traslada que al mismo Kioto y que, además, te dará muchísima hambre.