'El verano en que llegaron los lobos' de Patricia García-Rojo
Ana es la protagonista de nuestra historia. Vive en un pequeño pueblo costero habitado por muy poca gente donde todos los vecinos se conocen. Este verano puede ser muy especial para ella si la carta que tanto está esperando le permite ingresar en la universidad y marcharse a la ciudad. Por ese motivo ningún martes falta a su cita con Mario, el cartero, para ver si llega la ansiada misiva.
Durante estos meses Ana se ha propuesto encajar mejor dentro de la pandilla que forman los chavales de la aldea; se siente desplazada, sobre todo cuando Alicia, la “líder” del grupo, se mete de forma tan descarada con ella. Pero también, como todos los años, celebrará su cumpleaños con su querido amigo Tomás. Este es un hombre mayor y solitario que vive en una gran casa, algo destartalada, llena de todo tipo de artilugios, entre los que destaca su impresionante colección de brújulas. La celebración de su cumpleaños promete ser diferente, ya que su amigo parece que la va a hacer partícipe de un secreto que tiene que ver con un tesoro y con la virgen, patrona del lugar.
Hasta aquí, con todo lo contado, te puede parecer que es un libro más donde vemos el crecimiento personal de una joven que pronto será una adulta y las distintas circunstancias que rodean su vida; pero la novela da un giro cuando la autora introduce un elemento novedoso: en un momento dado conocemos que la naturaleza de Ana no es solo humana, también es un ciervo que vive junto a personas que tienen la condición de pájaros (incluidos su padre y su madre). Solo Tomás tiene una naturaleza parecida a la suya: él es un corzo.
Un día los vecinos ven que el antiguo colmado, durante tanto tiempo cerrado, se habita de nuevo. Y la sorpresa es mayúscula porque quien ha venido a ponerlo en marcha es un antiguo lugareño, Andrés, no muy querido por un asunto referido a su pasado. Andrés no ha regresado solo, ha venido acompañado de sus dos hijos adolescentes: una familia de lobos.
La llegada de estos nuevos personajes precipitará la historia. Ana deberá enfrentarse al amor, al dolor de la pérdida, pero también a reconocer y confiar en personas que cuando se transforman en su condición animal le crean muchas dudas.
Esta es una novela preciosa y diferente donde la autora, Patricia García-Rojo, logra que en ningún momento sintamos que las distintas condiciones de los personajes, humanas o animales, son resultado de una fantasía. Al contrario, todo lo que cuenta es tan real que asistimos embelesados al verano en el que Ana se transformó en una joven adulta.