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El club del divorcio en realidad es un local de ocio nocturno situado en un barrio de Tokio en los años setenta donde los hombres japoneses acuden "para abandonar las lágrimas, los momentos tristes y solitarios". El club está regentado por Yuko, una mujer divorciada que lucha por abrirse paso en una sociedad rígida y marcadamente machista.

Tanto ella como las dos chicas que trabajan en el club representan la figura de las hostesses: mujeres que ofrecen compañía y conversación a los clientes mientras estos beben, además de un posible contacto sexual en casos de mutuo consentimiento.
Todo el cómic funciona como una radiografía de las dificultades de las mujeres divorciadas para encajar tanto en la sociedad como en la propia familia. Es tan clara la intención de denuncia que el autor incluso incluye a lo largo de la historia una serie de estadísticas: sobre la compensación económica de los maridos a sus esposas, el porcentaje de intención de volver a casarse de las mujeres divorciadas o el índice de suicidios entre las hostesses.
El cómic también aborda temas como la maternidad y los problemas de conciliación, la frustración sexual o las trabas económicas que supone no estar dependiendo de un marido.
En cuanto a las ilustraciones, de entrada, destaca su preciosa portada. En el interior el autor despliega un estilo fino y elegante, una gran expresividad de los rostros, un sugerente juego de texturas en los fondos, una gran maestría en los dibujos cenitales, así como una narrativa por momentos cinematográfica. De hecho, el cómic obtuvo el Premio del Patrimonio del Festival Internacional de la Bande Dessinée de Angoulème en su edición del año 2017.
En definitiva, El club del divorcio es una obra ambientada en una década lejana de un país lejano pero con un mensaje de fondo muy necesario aún en nuestros días.