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Desde las primeras páginas de este libro nos damos cuenta de que no estamos ante un manual de uso común: aquí hay niveles, como en un videojuego; con su malo final, armas para defenderse, recursos, habilidades y obstáculos que neutralizar. Como esas partidas en las que echamos horas y horas en la Play. Y todo sin perder la sonrisa, porque el humor y el sarcasmo impregnan cada frase, cada párrafo y cada hoja que leemos.
La primera pantalla, el primer nivel o el primer capítulo (como llaman los boomers a las distintas secciones de un libro) se basa en la amistad, y nos ayuda a distinguir esa “amistad real” de la “amistad de mierda”. Sí, tal cual, porque aquí a las cosas se las llama por su nombre.
¿Pasamos de nivel? La familia, un ente complejo y muy variado con el que convivimos día a día. A pesar de lo difícil que resulta abordar este tema por la inmensidad de tipos de familias que existen -tantas como familias-, en esta pantalla te puedes llevar una serie de puntos por pequeñas acciones como, por ejemplo, no perder la paciencia cada vez que tengas que contarle a tu tía Mari Pili qué es todo eso de las redes sociales. Pero no todo es tan simple, también hay que saber poner de nuestra parte, madurar, comprender y superar la brecha generacional sin desquiciarse.
Y así, sin darnos cuenta, vamos avanzando por el sinuoso y complicado camino de la vida: las preocupaciones por nuestro futuro, la alimentación, el qué dirán, la salud mental, las redes sociales y ¡oh!, el amor romántico, las medias naranjas, los amores ciegos… o las rupturas, porque todo forma parte del juego.
Ocean Vicky es el nombre que usa en redes Victoria Peña, una joven madrileña de 21 años que se ha convertido en referente de la Generación Z al tratar los asuntos cotidianos con ironía y contando sus propias experiencias a la hora de tratar todo tipo de temas.