Lucifer en El Retiro
La obra del Ángel Caído es una creación del escultor Ricardo Bellver, dedicada a Lucifer en el momento en el que el espíritu del mal, representado por una serpiente, se le introduce en el cuerpo y es expulsado del mítico Paraíso.
Si accedes al Parque del Retiro por la llamada Puerta del Ángel Caído y subes por el Paseo de Fernán Núñez, en el cruce con la Avenida de Alfonso XII, te encontrarás con una obra singular, la Fuente del Ángel Caído.
La obra del Ángel Caído, creación del escultor Ricardo Bellver, fue primeramente esculpida en yeso en 1878, siendo premiada con la Medalla de Primera Clase en la Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid. En ese mismo año, y ya con el acabado actual en bronce, se llevó a la Exposición Universal de Paris.
Con claras influencias helenísticas, especialmente en el grupo “Laocoonte y sus hijos” por su dramatismo, tensión y belleza anatómica.
Bellver se inspiró en unos versos de El paraíso perdido del poeta John Milton:
“Por su orgullo cae arrojado del cielo con toda su hueste de ángeles rebeldes para no volver a él jamás. Agita en derredor sus miradas, y blasfemo las fija en el empíreo, reflejándose en ellas el dolor más hondo, la consternación más grande, la soberbia más funesta y el odio más obstinado”.
Donado por la Corona a la Villa de Madrid para su ornamentación, con la condición de que se hiciera un bello, digno y adecuado pedestal para esta escultura. En 1880, el arquitecto responsable del Ministerio de Fomento, Francisco Jareño, recibió el encargo de diseñar un pedestal sobre el que se apoyaría la obra de Bellver. Realizado en granito, tiene en cada uno de sus ocho planos cabezas de monstruos o demonios de los que mana agua por su boca, al igual que de los dos lagartos que sujetan con sus dos patas delanteras cada uno de aquellos.
Se colocó en la glorieta de la China, donde estuvo la fábrica de porcelana destruida en 1813 durante la Guerra de la Independencia. Fue inaugurada por la reina regente María Cristina de Habsburgo en 1885.
Esta fuente es única en su género, ya que, según los cronistas, no existe otra similar en ninguna parte del mundo. Sin embargo, no es del todo cierto. En la ciudad de Turín (Italia) existe una escultura de Lucifer en la cima del Monumento al Traforo del Frejus, en el Capitolio de la Habana encontramos la estatua del Ángel Rebelde, así como la representación de Lucifer en el Rockefeller Center de la ciudad de Nueva York.
Aunque es difícil de apreciar, unas pequeñas muescas aparecen sobre la obra, son impactos y huellas de la Guerra Civil de los que no se salvó ni el propio Lucifer.
Esta escultura, que costó a Madrid 4.500 pesetas suscitó, como podéis imaginar, muchas polémicas, principalmente entre la comunidad más conservadora que veía inconcebible colocar en un parque público una obra de esta temática. Toda una provocación para muchas de las mentes de la época.
Lo más intrigante de esta escultura es un secreto que guarda y que a simple vista podría pasar totalmente desapercibido. Se trata de un clavo en el suelo desde el cual se dice que la altura de este punto, y por lo tanto de la obra, con relación al nivel del mar, es de 666 metros. La conocida Marca de la Bestia, tres dígitos íntimamente relacionados con Satanás… ¿Casualidad? Sin embargo, este hecho no es en absoluto raro en Madrid, pues la altura media de la capital española es de 655 metros sobre la mencionada referencia.
Más información en el siguiente enlace:
Jardines de El Buen Retiro - Ayuntamiento de Madrid