La Quinta de los Molinos
De la idea a la materia.
En los últimos días de febrero los medios de comunicación se hacen eco de la espectacular floración de almendros, de uno de los parques más singulares de Madrid, la Quinta de los Molinos. Su historia es el exponente de la materialización de una idea urbanística y singular en el desarrollo urbano y sirvió a su creador, Cesar Cort Botí, para materializar sus teorías urbanísticas y demostrar que era posible la integración del campo en la ciudad.
Cesar Cort nace en Alcoy en 1893 y contaba con las titulaciones de perito industrial, ingeniero industrial, aparejador y arquitecto. Desde 1918, desarrolló la labor docente en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid, primero como profesor y posteriormente en 1922, se convierte en el primer catedrático de Salubridad y Urbanología. En 1941 publica el libro “Campos Urbanizados y Ciudades Ruralizadas” donde expone sus teorías sobre la concepción de la ciudad y la integración de las explotaciones agrarias en la misma. Tenía como premisa dotar a la ciudad de espacios con una mayor sintonía con la naturaleza. Partiendo de un concepto organicista compara el crecimiento de la ciudad como un organismo vivo y parte de un plan de urbanismo que controle el crecimiento a través de grandes vías de comunicación y con espacios de recreo, sendas peatonales y ciclistas. Crear pequeños núcleos urbanos donde los trabajadores tuvieran próxima la vivienda y el lugar de trabajo.
Entrada por la calle Alcalá
La historia de la Quinta de los Molinos, que recibe su nombre de los molinos que se utilizaban para la extracción de agua para el riego, se remonta al año 1922 cuando Cesar Cort recibe del Conde de Torre Arias, en pago de honorarios del proyecto de una casa en la calle Martínez Campos de Madrid, una hectárea de terreno en la actual calle Torcuato Luca de Tena y a partir de aquí y hasta los años 60, va adquiriendo terrenos. La posibilidad de realizar su proyecto le viene dada por un golpe de suerte: en 1940 adquiere las acciones de la mina de estaño de Fontao en Pontevedra de la que se extrae el Wolframio, material que sirve para endurecer las piezas de armamento bélico, como las planchas de barcos y tanques, que se hizo indispensable, llegándose a utilizar en la II guerra Mundial y la guerra de Corea. Esta inversión le reporta cuantiosos beneficios y la va a permitir llevar a cabo su proyecto.
La nueva situación económica le llevará a adquirir terrenos y dedicarse a una tarea de explotación agraria en las cercanías de la ciudad, adquiriendo tierras en Barajas, Canillejas, Canillas, Vicálvaro, Hortaleza, el Olivar de la Hinojosa y Paracuellos del Jarama, dedicadas a la explotación agraria de olivos, almendros y cereales como trigo y cebada. En 1964 crea la ciudad satélite del polígono de las Mercedes.
Plano de la Quinta de los Molinos
La concepción general del diseño de la Quinta de los Molinos obedece a un plan preconcebido que se irá ampliando con la adquisición de terrenos, llegando a 29 hectáreas actuales, limitado al este por la calle Juan Ignacio Luca de Tena y al oeste por la calle Alcalá, donde se encuentra la entrada principal y las dependencias de oficina. Un camino principal compartimenta el espacio general que divide la zona de explotación agraria, unas 21 hectáreas y de la zona de vivienda, unas 8 hectáreas.
La zona de explotación agraria -la que mayor espacio ocupa- fue trazada modulando el espacio a través de triángulos con caminos secundarios para permitir el paso de la maquinaria. Esta zona está plantada de almendros y olivos y en ella se puede encontrar distintas fuentes y estanques que garantizaban el riego y proceden de los antiguos viajes de aguas árabes que pasan por la propiedad.
Un túnel, a modo de arco, separa la zona agrícola de la zona residencial. Aprovechando la pendiente, en la parte más elevada se encuentra el palacio y los jardines particulares.
El palacio, de clara inspiración racionalista, tomó como referencia la obra diseñada en Bruselas por Jossef Hoffman el palacio de Stoclet, fundador de la Escuela de Viena y dentro del movimiento de Secesión. El palacio presenta un efecto de movimiento provocado por los cuerpos que salen al exterior, con muros con pilastras adosadas y de gran limpieza.
Palacio de Soclet. Bruselas
Palacio de la Quinta de los Molinos
Todo el jardín delantero está diseñado con parterres rectangulares donde se han plantado plátanos. Es allí donde se ubicaba la colección de lirios que Cort traía de sus múltiples viajes. A su izquierda, en la terraza superior, se encuentra la rosaleda diseñada con un espíritu racionalista, donde la geometría se convierte en el motor del diseño y que alberga una gran colección de rosales. A partir de aquí el diseño del jardín se va modificando y la racionalidad va dando paso a un trazado naturalista que simula la naturaleza en estado puro, donde se encuentra una pista de tenis que mantiene el diseño con el palacio.
Pista de tenis
Lago
Son muchos los elementos que conforman el jardín, entre ellos estanques que cumplían una función estética y práctica, ya que eran los encargados de retener el agua para el riego, tanto de la zona familiar como de la agraria. Entre ellos el más relevante es el lago, que contaba con pequeñas embarcaciones.
Cesar Cort fallece en 1978 y en 1982 la familia firma un convenio con la Gerencia Municipal de Urbanismo del Ayuntamiento de Madrid, por el que se cedían 21 hectáreas - el 75% de las 28 totales de la propiedad – que se convirtieron en Parque Público, recibiendo a cambio la conversión del resto del suelo edificable concentrado en dos sectores no arbolados de la Quinta. Actualmente el parque de la Quinta de los Molinos está catalogado como Bien de Interés Cultural y Jardín Histórico.