El Retiro
Antiguamente se conocía con el nombre de "Real Sitio del Buen Retiro" y constaba de un palacio y unos jardines.
En sus bosques se cazaban venados, y las góndolas navegaban por sus canales. Además, en el estanque se celebraban representaciones teatrales y batallas navales simuladas (o naumaquias) y en sus ermitas, opíparos banquetes. No obstante, en un principio, solo el Rey y su corte podían acceder a estas maravillas.
Sus orígenes se remontan a la década de 1630-1640, cuando el Conde-Duque de Olivares decidió crear un gran escenario para el rey Felipe IV. Durante el siglo de oro las artes predominantes eran la pintura y el teatro, y el resto se supeditaban a las anteriores. Por eso, este parque no nace como un prodigio de la arquitectura, sino como el escenario privilegiado de las obras de Calderón de la Barca.
El valido del rey encontró en el Monasterio Real de los Jerónimos el lugar ideal para el palacio. Su construcción fue muy criticada ya que el dinero necesario para el proyecto se obtenía a través de impuestos y además, se pensaba que las intenciones del Conde-Duque, no eran otras que distraer al monarca mientras él tomaba el mando del gobierno del reino.
Son testimonios de aquella época el Estanque Grande y el Casón. Este último, es lo único que queda del Palacio del Buen Retiro, fue concebido inicialmente como salón de baile y reformado posteriormente en varias ocasiones. Felipe V mandó construir un jardín de estilo francés llamado el Parterre que aún hoy, mantiene la estructura básica del original. De la época de Carlos III se conserva en el parque, la fuente de La Alcachofa.
Durante la Guerra de la Independencia, el ejército francés instaló su cuartel general en el Real Sitio, talando árboles y creando trincheras y fortificaciones. Finalmente, tras la expulsión de los franceses, el complejo de edificaciones y jardines quedó en un estado de abandono. Fernando VII inició su remodelación creando varias construcciones que hoy podemos contemplar: la Casita del Pescador, la Casa del Contrabandista, la Montaña Artificial y la Casa de Fieras.
En 1868 se convirtió, por fin, en el primer parque público de la ciudad, abriéndose a todos los ciudadanos de Madrid. Poco después se construyeron: el Paseo de Coches (1874), el Palacio de Velázquez (1833), el Palacio de Cristal (1887) y la Rosaleda (1915). En 1935 se declaró Jardín Histórico Artístico. La última actuación emblemática fue la creación de El Bosque del Recuerdo, monumento construido en homenaje a los atentados de marzo de 2004.
Constituye la masa verde más importante del centro urbano con 118 hectáreas de extensión. Existe una senda botánica señalizada que comienza en la puerta de la Independencia y que recorre 79 especies vegetales. El árbol más antiguo del parque es el famoso ciprés calvo o Ahuehuete de 1632, que está en los jardines del Parterre. En cuanto a la fauna podemos observar distintas especies de pájaros como: mirlos, palomas, urracas, gorriones, gansos, cisnes negros, pavos reales o estorninos negros. El estanque está habitado por 8.000 especies distintas, destacan las carpas pero también se pueden ver percasoles, cangrejos y hasta tortugas.
El Ayuntamiento ofrece un servicio de Información y Educación Ambiental que se presta desde el punto de información de El Bosque del Recuerdo y desde el Centro El Huerto del Retiro. En este último se pueden visitar exposiciones, realizar talleres y cursos de huerto ecológico y jardinería. Además se realizan distintos itinerarios y rutas de senderismo urbano. Todas las actividades son gratuitas previa inscripción a través de correo electrónico.
Cabe destacar la cantidad de estatuas que podemos descubrir en el parque y que aumentan su carácter monumental. En concreto, el Paseo de la Argentina también es conocido popularmente como el Paseo de las Estatuas puesto que a cada lado podemos ver efigies dedicas a distintos monarcas españoles. Además, también podemos observar esculturas en numerosas fuentes. La más llamativa, quizás, sea la Fuente del Ángel Caído, con una escultura del madrileño Ricardo Bellver dedicada a Lucifer que vencido y desterrado, se retuerce ante su caída a los infiernos.
El Retiro es, sin duda, uno de los lugares más emblemáticos de la ciudad. En este entorno privilegiado podemos disfrutar de teatros de títeres, ver conciertos al aire libre, dar paseos en barca, realizar actividades medioambientales y sobre todo disfrutar del arte y la naturaleza. Apreciado por madrileños y multitud de visitantes, es sede permanente de la Feria del Libro y desde finales de abril de 2013 alberga la Biblioteca Pública Municipal Eugenio Trías, sita en la antigua casa de fieras.
En las estanterías de la sección de Madrid de nuestras bibliotecas podréis encontrar libros con más información sobre El Retiro. En concreto debéis buscar por M 712.