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María Ana de Jesús (1565-1624), beata madrileña, destacó por su profunda espiritualidad y labor social. Como terciaria mercedaria, ayudó a los pobres y presos de Madrid, ganándose el cariño de la ciudad, que la nombró patrona. Su legado perdura en instituciones, iglesias y calles que llevan su nombre. Beatificada en 1783, su cuerpo incorrupto se conserva en el Monasterio de Monjas Mercedarias de Madrid. 

Con motivo del IV Centenario de su muerte, se han organizado distintos eventos como homenajes y una exposición en el Centro Cultural Casa del Reloj de Arganzuela para recordar su figura en la historia madrileña.