Vitrina 6
Carmen Baroja describe a Encarna en sus memorias Recuerdos de una mujer de la generación del 98, como una persona espiritual e interesada por el ocultismo: “Otra que aparecía, no todos los días, pero sí con frecuencia era la Gorbea, Encarnación, más conocida por el seudónimo de Elena Fortún, autora de los libros de cuentos de Celia. Era Encarnación pequeñita. De ojos grandes negros, ocultista, teósofa y espiritista, muy simpática, excelente persona, vegetariana y un poquito chiflada…”
Su afición por estos temas la compartía con su íntima amiga Matilde Ras, grafóloga con sección propia en Blanco y Negro. En su diario editado en Lisboa en 1946 hace alusiones constantes a su amiga en relación a la Quiromancia.
Matilde Ras formó parte del círculo de amigas más cercano a Fortún. Su obra no se limita a la Grafología, sino que también al igual que Fortún se adentró en la literatura infantil y juvenil con la publicación de cuentos como “Charito y sus hermanas” en 1946.
En la década de 1910 realiza colaboraciones en prensa, muchas sobre grafología, pero otras sobre aspectos tan curiosos como “Las canciones de Corro”, publicado en “Por esos mundos” en julio de 1912, donde realiza brevísimo estudio del cancionero español que se transfería generación tras generación en los juegos infantiles del corro.
Sin embargo, Ras, ha paso a la historia como una de las más importantes estudiosas de la Grafología en nuestro país. Aún su obra es referencia obligada en los estudios de Pericia Caligráfica.
En la vitrina se han seleccionado tres obras de Matilde Ras sobre diferentes aspectos de la Grafología.
En primer lugar “Grafología: las grandes revelaciones de la escritura” (1). Se trata de una reimpresión de 1949 de la 3ª edición de esta obra que se publicó por primera vez en 1929. Es una obra muy completa, ya que en ella realiza una introducción al estudio de la Grafología y su enseñanza para después abordar aspectos concretos como la personalidad, las facultades intelectuales, las firmas y rúbricas, el sexo o el temperamento, sin olvidar las patologías.
La obra central “Lo que sabemos de grafopatología” es junto con su novela “Heroísmos oscuros”, publicada también en 1968, lo último que escribe antes de fallecer en 1969. Se trata de una obra impecable, dada su experiencia, entonces de más de 50 años, en este campo. A lo largo de 12 capítulos repasa alteraciones patológicas en la escritura causadas por enfermedades que provocan temblores, los escritos realizados por psicópatas, los grafismos de desequilibrados, incluso aspectos patológicos infantiles.
Finalmente exponemos “La inteligencia y la cultura en el grafismo” publicada en 1945. Contiene un estudio de autógrafos célebres como Góngora o Haendel. Asimismo, se realizan observaciones sobre los grados de inteligencia en sus manifestaciones gráficas.