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Vitrina 7

 “De un grupo de mujeres enérgicas, vencedoras del ambiente de pasividad en que nacieron, surgió la idea del Lyceum Club Femenino, y fue como una luz de amanecer a la que volvieron los ojos todas las mujeres conscientes de España”. Revista Royal, diciembre 1926.

En noviembre de 1926 se funda el Lyceum Club en Madrid, siguiendo el ejemplo de los ya creados en Londres y en otras ciudades. María de Maeztu fue su presidenta. En el grupo organizador se encontraban mujeres de la talla de María de la O Lejárraga, Isabel Oyarzábal, Zenobia Camprubí y Victoria Kent entre otras. Elena Fortún, Encarna Gorbea como la llamaban sus compañeras, participa desde el primer momento en la vida del Lyceum.

En una carta a su amiga canaria Mercedes Hernández en 1936, escribía: “Por la tarde, al final del día, me paso dos horas en el [Lyceum] Club, en una peña de amigas escritoras y artistas que me alegra la vida, y que mutuamente nos servimos de ayuda y nos proporcionamos trabajo unas a otras. Los sábados nos vamos juntas a cenar a un restaurant, y luego al teatro hasta las dos. Me traen en coche a casa, porque una de ellas tiene auto, y algunas veces damos también, ellas y yo, un paseo por el campo los domingos. Esta es mi vida sin variación ninguna de una semana a la otra”.

No tuvo buena aceptación en ciertos sectores de la sociedad del momento, llegando a denominarlo “el club de las maridas” ya que en su mayoría, eran esposas de hombres destacados por diversas razones. Jacinto Benavente, invitado a dar una conferencia, llegó a decir “A mí no me gusta hablar a tontas y a locas”, como señala Martín Gaite. No obstante por sus salones pasaron importantes personalidades como Unamuno, Gómez de la Serna, García Lorca, etc.

En esta vitrina hemos querido mostrar libros de algunas de las mujeres que compartieron con Elena Fortún la experiencia del Lyceum.

Una obra de María de Maeztu (1) sobre la “Historia de la cultura europea” que fue el tema de un curso de conferencias impartido por la autora en diversas ciudades sudamericanas como Buenos Aires, Mendoza, Santiago de Chile, etc.

En segundo lugar (2) “Gregorio y yo” de María Martínez Sierra amiga e impulsora de la carrera literaria de Elena Fortún, como ya se ha mencionado. En esta obra, además de referirse a su vida con Gregorio Martínez Sierra, se hace referencia a la época que abarca de 1898 a 1947 y a los personajes  del mundo literario y teatral que vivieron en ella.

La comedia infantil “Pipo, Pipa y el lobo tragalotodo” (3) es obra de Magda Donato y de su esposo Salvador Bartolozzi, brillante ilustrador del momento.

Vemos también la obra de “Poesía en prosa y en verso, de Juan Ramón Jiménez” (4) escogida para los niños por Zenobia Camprubí. 

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