Vitrina 1
Encarnación Aragoneses Urquijo, verdadero nombre de Elena Fortún, contrajo matrimonio en 1906, a los veinte años, con su primo Eusebio Gorbea Lemmi.
Militar de profesión, su verdadera afición fueron las letras, especialmente, el teatro. Se movía con soltura entre los grupos de artistas con inquietudes culturales y proclives a poner en escena obras teatrales de vanguardia.
De la mano de Cipriano Rivas Chérif secunda proyectos innovadores como El Mirlo Blanco o El Caracol y participa como actor en una obra de Federico García Lorca representada en la Sala Rex en 1928, justo antes de su clausura. Estamos en plena dictadura de Primo de Rivera.
Gregorio Martínez Sierra, los Baroja, Magda Donato, Carmen Monné o Edgar Neville son algunos de los personajes que formaban parte del entorno cultural de Eusebio Gorbea.
No obstante, a pesar de su gran afición, no llegó a destacar ni por la calidad de su producción literaria, ni como autor teatral. Escribió novelas y comedias como “Don Quijote de Vivar” (1) o “Los amos de curtidores” (2) que no tuvieron mayor repercusión. Sin embargo, su obra “Los que no perdonan”, (3) que podemos ver en esta vitrina, fue galardonada en 1929 con el premio Fastenrath de la Real Academia Española, siendo la primera vez que se otorgaba a un autor dramático.
Otra de sus obras, “Los mil años de Elena Fortún: Magerit”, 1922, (4) tiene especial relevancia ya que será de esta protagonista de donde Encarnación Aragoneses tome, años después, el seudónimo que la llevó a la fama y por el que es ampliamente reconocida.
A pesar del éxito de Elena Fortún con sus obras de “Celia” y “Cuchifritín”, será su marido, Eusebio Gorbea quien disfrute del calificativo “intelectual”.